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PIAZZA ARMERINA, VILLA ROMANA DEL CASALE

icona patrimonio sito UNESCO
PATRIMONIO CULTURAL
REFERENCIA: 832
CIUDAD DE ASIGNACIÓN: NÁPOLES, ITALIA
AÑO DE INSCRIPCIÓN: 1997
MOTIVO: la Villa del Casale de Piazza Armerina (Enna) es el ejemplo perfecto de una lujosa villa romana e ilustra con sus mosaicos las condiciones sociales y la estructura económica de su época. Los mosaicos que la decoran son excepcionales por su calidad artística, técnica y dimensión.

«‘Aquí’ decía, ‘hoy veis una selva de olivos y avellanos
y este sendero pedregoso que lo atraviesa y nos lleva
al Casale dei Saraceni; pero aquí [...] cuando nuestra
perseverancia y el trabajo de técnicos expertos [...]
hayan [...] sacado a la luz los tesoros artísticos de una
villa romana posiblemente imperial [...], vendrá gente
de todo el mundo. Será una época feliz para nuestra
tierra [...]. Llegado ese momento os corresponderá a
vosotros [...] salvaguardar y continuar la labor que
nosotros hemos iniciado’.»

Affreschi, en Tra i filari di viti, Lorenzo Zaccone

Colinas boscosas y campos de trigo y amapolas. Durante el sofocante calor de agosto, un grupo de carruajes que viajan por la carretera que une Agrigento y Catania se detiene en una avenida flanqueada por cipreses que conduce a una inmensa villa sobre la que se extiende un jardín con fuentes. En el suntuoso atrio, la alegre comitiva es recibida por el propietario, vestido con una túnica roja corta con bordados dorados. La moral es alta, alimentada por las expectativas de los días venideros. La élite romana residente en Sicilia, grandes latifundistas próximos a la familia imperial, ha sido invitada a unas vacaciones de lujo, descanso, buena comida, diversión y caza. Menos de un siglo separa este día del momento en que un general bárbaro del ejército romano depondrá al último emperador romano, el joven de catorce años Rómulo Augústulo. Pero ahora los sirvientes sirios están listos para los masajes con aceite de rosas y en la cocina la carne se asa en brochetas. Así es la vida en la Villa del Casale de Piazza Armerina, contada por sus 3535 m2 de suelos de mosaico, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997.

IMPRESCINDIBLE

«En cuanto a los problemas prácticos, la Villa del Casale, en Piazza Armerina, es hoy el mayor quebradero de cabeza de la superintendencia de Siracusa. Es necesario reparar los mosaicos que, conservados casi intactos bajo tierra, en la actualidad están al aire libre expuestos a todas las inclemencias del tiempo. Por ello, hace falta una cubierta; pero, aunque se disponga de los fondos, es difícil idear una cubierta tan grande que no desvirtúe la belleza del lugar. Sin embargo, algo se hará, porque proteger los mosaicos es indispensable. Por ahora, sobre todo al final del verano, hay que cubrirlos al menos parcialmente con un manto de arena. Pocos, por tanto, pueden decir que los han visto todos.»

Cuando Guido Piovene, durante su Viaggio in Italia, llega a Piazza Armerina, la Villa del Casale ha sido descubierta recientemente y la cuestión de la conservación de los mosaicos se presenta de inmediato como un problema. Se resolverá en 1957, con la cubierta diseñada por el arquitecto Franco Minissi, considerado el padre de la museografía italiana.
Google Maps
Antes de cruzar el umbral de la Villa del Casale, haced una parada en
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Aidone, un plácido pueblo en la ladera de una colina con un pequeño museo arqueológico que merece una visita. El museo alberga objetos provenientes del cercano yacimiento de Murgantia (Morgantina) y exposiciones que reconstruyen la vida cotidiana en la antigüedad. Alberga también la Dea di Morgantina, una antigua estatua de Venus desaparecida durante mucho tiempo y devuelta a Italia en 2011 por el Getty Museum de Los Ángeles, California. Más abajo, a cuatro kilómetros de Aidone se encuentran las ruinas de
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Morgantina, antigua ciudad greco-siciliana. Dirigíos luego a
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Piazza Armerina. El centro medieval, en lo alto de una colina, es un laberinto de callejuelas con mucho ambiente. En realidad, Piazza Armerina está formada por dos núcleos: Piazza, el corazón originario fundado por los sarracenos en el siglo X en las laderas del Colle Armerino, y su expansión hacia el sureste perteneciente al Quattrocento, cuyo sistema administrativo se definió en el siglo XVII. Frente a la catedral hay un espléndido belvedere, mientras que a su derecha se erige el Palazzo Trigona, un palacio nobiliario que alberga el Museo della Città e del Territorio di Piazza Armerina En la plaza se alza una estatua del barón Marco Trigona, que financió la construcción de la iglesia. A un lado de la catedral se eleva el campanario, de 44 m de altura, que formaba parte de una iglesia anterior del Trecento. Desde la catedral, la Via Cavour desciende hasta la Piazza Garibaldi, el refinado corazón del casco antiguo.

«[...] contaban que en el Casale, en el pequeño
valle del Nociara, habían descubierto bajo tierra
una gran villa, suelos con pequeños cuadrados
que formaban marcos con guirnaldas de frutas
y flores, escenas de caza y animales exóticos y
silvestres [...]. Pero la maravilla de la que todos
hablaban en voz baja era la habitación de las
hermosas muchachas, desnudas, que bailaban
y jugaban graciosamente con la pelota, la
sombrilla, la pandereta.»

Filosofiana, en Le pietre di Pantalica, Vincenzo Consolo

Los primeros vestigios de la Villa del Casale aparecieron a principios del siglo XIX, pero fue en los años cincuenta cuando se organizaron las primeras excavaciones. En una Sicilia dominada por la cultura del pudor y del honor, el descubrimiento de nueve chicas de 2300 años de antigüedad haciendo gimnasia en bikini causó un gran revuelo. La Villa del Casale formaba parte de una red de lujosas villas propiedad de latifundistas y florecientes centros que basaban su economía en el cultivo del trigo: 6 km más al sur, siguiendo la antigua calzada que unía Catania y Agrigento (aún visible en parte), se alzaba Philosophiana, una ciudad de la que solo se ha excavado una pequeña parte. Los arqueólogos han hallado una basílica paleocristiana, unas termas y una statio, una posada con dormitorios y establos para el cambio de caballos. En la localidad aún hoy llamada Sofiana transcurre el cuento Filosofiana de Vincenzo Consolo

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PARA LOS MÁS JÓVENES

«LA GENTE ES FELIZ EN LAS CIUDADES QUE SON HERMOSAS [...]. ¿TE ACUERDAS [...] LO FELIZ QUE ERA LA GENTE DURANTE LA ÚLTIMA PASCUA QUE PASAMOS EN PIAZZA ARMERINA?»
attività per bambini del sito UNESCO nr. 26
En Las ciudades del mundo de Elio Vittorini, el pastor Rosario cuenta a su padre que en Piazza Armerina la gente es feliz porque vive en un lugar hermoso. Ya en la antigüedad era así: lo atestiguan los mosaicos, que, como fotografías del pasado, nos ayudan a comprender cómo era la vida en la Villa del Casale. Al norte de la entrada principal, tras atravesar los restos de un arco de triunfo y un elegante atrio llegamos a las
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termas. A diferencia de los griegos, que se bañaban por las noches antes de cenar, los romanos empezaban a frecuentar las termas a partir de media tarde, después de que se encendieran los hornos a mediodía y se calentaran las salas y el agua. El aire caliente pasaba por canalizaciones bajo el suelo y por tuberías a lo largo de las paredes y el calor y la presión se regulaban mediante válvulas colocadas en los techos. Antes de bañarse, los romanos hacían ejercicio en el
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gimnasio, que en esta villa está decorado con un espléndido mosaico que representa una carrera de cuadrigas en el Circo Massimo de Roma, luego pasaban al
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calidarium y al
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tepidarium, las estancias con calefacción. Recibían masajes en la
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sala de las unciones y luego pasaban a las salas frías del
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frigidarium, con mosaicos y bañeras de mármol. La parte principal de la villa se articula en torno al
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peristilo, un pórtico con un jardín en el centro repleto de árboles de laurel, plátanos, setos de boj y fuentes, y habitado en su día por pavos reales y faisanes. El ambiente más interesante del lado norte del peristilo es un
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comedor invernal, orientado al sur, con un hermoso mosaico que representa una jornada de caza: la salida, un sacrificio a la diosa Diana, la caza y el banquete bajo un toldo rojo. A este mosaico se le conoce como el de la Piccola Caccia, para distinguirlo del mosaico de la
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Grande Caccia, situado en el deambulatorio. Largo 60 m, la Grande Caccia representa una escena grandiosa: panteras atraídas por la trampa de un cabrito destripado, antílopes, leones, elefantes, rinocerontes y avestruces embarcados en naves en puertos africanos y desembarcados en el puerto de Ostia para ser llevados a los anfiteatros; también aparece un grifo, que es capturado utilizando como cebo un niño encerrado en una jaula, y un soldado que le roba a una tigresa sus crías y luego se pone a salvo en una nave. A un lado del deambulatorio se suceden una serie de estancias cuyos suelos ilustran episodios de las epopeyas homéricas y otros temas mitológicos. De especial interés es el
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triclinio (un comedor), que alberga una espléndida representación de los trabajos de Hércules. Cerca del extremo sur del deambulatorio, en la
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Sala delle Dieci Ragazze, se puede admirar el mosaico más famoso de la villa, que representa a nueve (originalmente eran diez) muchachas vestidas con una especie de bikini mientras hacen ejercicio con pesas y pequeñas mancuernas.
sito UNESCO nr. 26 in Italia
RECOMENDACIONES DE LECTURA

Recomendaciones de lectura para conocer a fondo Piazza Armerina y la Villa del Casale.

  • Viaggio in Italia Guido Piovene (1957). Piovene recorrió durante tres años el Bel Paese para escribir este reportaje único y superdetallado, considerado un clásico de la literatura de viajes italiana. De los Alpes a Sicilia, pasando también por Piazza Armerina, la mirada del autor es una invitación a descubrir las maravillas de Italia.
  • Las ciudades del mundo, Elio Vittorini (1969). Novela póstuma e inacabada, de la que, sin embargo, el propio Vittorini adaptó un guión antes de morir que se convirtió en película en 1975. En la novela se describe el mito del ‘Grand Lombardo’, identificado por primera vez por Leonardo Sciascia en un artículo titulado La Lombardia siciliana publicado en el Corriere della Sera en 1970. Vittorini enumera las città belle de Sicilia, entre ellas Piazza Armerina, y encuentra en su belleza el denominador común de la influencia lombarda.
  • Il barone, Sveva Casati Modignani (1982). El heredero de una de las familias más poderosas de Sicilia entrecruza su vida con la de tres mujeres que marcarán su existencia. La autora afirma que encontró inspiración para su novela durante una visita a Piazza Armerina, la cual le pareció «espléndida y graciosa». La portada de la primera edición muestra una vista del Palazzo Trigona con el Duomo de Piazza Armerina al fondo, y el barón del que se habla es el propietario del palacio, cuyo nombre en la novela es Bruno Sajeva Mandrascati di Monreale.
  • Le pietre di Pantalica, Vincenzo Consolo (1988). En esta colección de cuentos, el protagonista de Filosofiana, Vito Parlagreco, es un campesino que, durante un descanso de su trabajo, piensa en la villa romana que unos arqueólogos están excavando no lejos de su campo. Este descubrimiento suscita en él una reflexión: «¿Qué somos nosotros, qué somos? El tiempo pasa, acumula barro, tierra sobre un gran cúmulo de huesos hechos añicos. Y queda, como signo de la vida que ha pasado, algún fuste estriado, alguna inscripción sobre una losa, alguna escena o figura como las desenterradas en el valle de Piazza. Queda un cementerio, de piedras y ciaramite en medio del cual crece el lirio, el asfódelo, en cada renacer primaveral».
  • Piazza Armerina nella letteratura, Ignazio Nigrelli. Existen pocos ejemplares de este libro, se trata de una recopilación de apuntes de las lecciones mantenidas durante el curso académico 1996/1997 en la Università Popolare del Tempo Libero de Piazza Armerina e impreso con la ayuda de la Provincia de Enna. Es una guía imprescindible para seguir el rastro de las citas de la ciudad de Piazza Armerina y de la Villa del Casale desde la Edad Media hasta la segunda mitad del Novecento.
  • Tra i filari di viti, Lorenzo Zaccone (1998). Colección de cuentos escritos por un profesor de literatura del bachillerato y la escuela secundaria de Piazza Armerina, con una prosa de una elegancia extremadamente «siciliana». El cuento Affreschi está ambientado en Piazza Armerina y habla también de la Villa del Casale.
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