ISLAS EOLIAS
PATRIMONIO NATURAL
Cada isla del archipiélago de las Eolias posee una personalidad distinta, fuerte y arraigada: cada una se distingue de las demás por aspectos naturales, históricos y paisajísticos que permiten a quienes las visitan descubrir cada vez un mundo nuevo y diferente, pero perteneciente a un universo único, unido por el denominador común de la belleza. De las explosiones de Estrómboli a las fumarolas de Vulcano, de la vivacidad de Lípari a la exuberante naturaleza de Salina, del silencio mágico de Alicudi a la mundanidad de Panarea, pasando por las idílicas puestas de sol de Filicudi, cada isla es capaz de regalar emociones inolvidables y recuerdos que se graban en la memoria. La mayoría de los viajeros desembarcan en las islas Eolias atraídos por el mar turquesa y las pintorescas playas, pero este archipiélago no solo es un vasto e inigualable manual de arqueología que abarca todas las fases de la evolución humana, desde el Neolítico hasta nuestros días, sino también un auténtico paraíso para los excursionistas.
IMPRESCINDIBLE
«–¿Cómo se hace uno poeta? –Prueba a caminar por la orilla hasta la bahía mirando a tu alrededor...»
Como sugiere Neruda en la película El cartero (y Pablo Neruda), es suficiente con mirar a nuestro alrededor para descubrir la poesía de Salina. Dominada por el inconfundible perfil del Monte dei Porri y del Monte Fossa delle Felci, dos volcanes extintos cubiertos por una densa vegetación, esta isla silenciosa y exuberante, con un mar azul celeste que baña sus playas pedregosas, es el lugar ideal para quienes prefieren la tranquilidad de una naturaleza salvaje y fascinante a la mundanidad y el bullicio.
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«Arcudi era sobre todo el reino del
brezo y su hermoso color púrpura.
Alcaparras, genistas, olivos,
vides y hierbas silvestres crecían
salvajes. El aire puro regeneraba
el cuerpo y la mente. Y sobre todo
reinaba aquel mar caprichoso
y agresivo, que también sabía
mostrarse severo, y sorprendía
con sus colores cambiantes según
el viento. Fui absorbida por el
encanto de aquel lugar, en gran
parte deshabitado.»
Unas pocas decenas de personas que la habitan de forma regular, en casas dispersas unidas no por carreteras sino por escaleras, una única tienda que vende productos de primera necesidad, aliscafos esporádicos que la conectan con las demás islas: Alicudi es un lugar para los amantes de la naturaleza y la soledad. Conocida en la antigüedad como Erikoussa por la gran cantidad de plantas de brezo que cubrían su territorio, esta isla tiene la capacidad de llegar a lo más profundo del alma de cada persona que la visita. El silencio que se extiende desde el mar hasta el Filo dell’Arpa, el pico más alto, concede paz y serenidad. Aquí, a lo largo de los estrechos escalones de piedra, todo el mundo se mueve en burro y las direcciones se encuentran contando los peldaños: en el número 357, en un espacio suspendido el entre cielo y el mar, se encuentra la biblioteca, que alberga los 7000 libros (de narrativa italiana y extranjera, de historia, viajes y poesía) que Mascia Musy, esposa de Franco Scaglia, donó a Alicudi, donde el escritor a menudo se retiraba para trabajar.
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«Con el resto de la isla es como el Infierno con el Paraíso: con el mar pululante de fumarolas hirvientes; con rocas y acantilados de piedras de azufre, de un amarillo crudo, deslumbrante, que desde las paredes proyecta, como colosales espejos, el sol hacia todas partes, hacia el mar y contra la negra montaña cónica; y con la orilla, al final, peligrosa e impracticable no menos que el mar, perforada de solfataras y humeante de vapores irrespirables.»
Olor a azufre, fumarolas, rocas amarillentas, playas negras y aguas hirvientes: así es como se describe Vulcano en la novela Horcynus Orca, de Stefano D’Arrigo, una isla que despierta fascinación y temor al mismo tiempo, y que por momentos recuerda el decorado de una película de ciencia ficción.
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«Nada más desembarcar del piróscafo,
observé una gran abundancia de esquirlas de
obsidiana en todos los campos que bordean la
estrecha carretera que desde el embarcadero
sube entre las escasas viviendas [...]. En las
amplias llanuras que se extienden desde la
propia carretera hasta los pies de la escarpada
pendiente rocosa del ‘timpone’ Natoli, los
campos, recién cosechados, lucían ennegrecidos
por la obsidiana.»
Cuando Luigi Bernabò Brea llegó a las Eolias en 1948, era funcionario de la Soprintendenza della Sicilia Orientale y había dedicado sus últimos años a la restauración del patrimonio arqueológico. Durante su carrera Luigi siguió muchas campañas de excavación tanto en Grecia como en Sicilia, pero cuando en 1973 se jubiló, fueron las Eolias el lugar que escogió para vivir. Junto con la arqueóloga Madeleine Cavalier, abrió una excavación en los terrenos del Castello di Lipari, donde identificó una secuencia estratigráfica intacta que contaba la historia de las Eolias desde el Neolítico medio hasta la edad moderna; una sucesión histórica confirmada por las excavaciones realizadas en el resto de islas del archipiélago. Sus estudios se exponen en el Museo Archeologico di Lipari, a él dedicado, considerado uno de los más bellos de Italia. Los informes de las excavaciones fueron publicados en los 12 volúmenes de la serie Meligunìs Lipára.
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Los sitios italianos Patrimonio de la UNESCO se cuentan a través de las palabras de grandes escritores que han celebrado su historia y belleza
Escucha todos los episodiosPARA LOS MÁS JÓVENES
«CUANDO QUISE PARTIR Y LE ROGUÉ QUE ME DESPIDIERA, NO SE NEGÓ Y PREPARÓ MI VIAJE. DIÓME ENTONCES, ENCERRADOS EN UN CUERO DE UN BUEY DE NUEVE AÑOS QUE ANTES HABÍA DESOLLADO, LOS SOPLOS DE LOS MUGIDORES VIENTOS, PUES EL CRONIDA HABÍALE HECHO ÁRBITRO DE ELLOS, CON FACULTAD DE AQUIETAR O DE EXCITAR AL QUE QUISIERA. Y ATÓ DICHO PELLEJO EN LA CÓNCAVA NAVE CON UN RELUCIENTE HILO DE PLATA, DE MANERA QUE NO SALIESE NI EL MENOR SOPLO; ENVIÁNDOME EL CÉFIRO PARA QUE, SOPLANDO, LLEVARA NUESTRAS NAVES Y A NOSOTROS EN ELLAS.»


RECOMENDACIONES DE LECTURA
Recomendaciones de lectura para conocer mejor las islas Eolias.
- Le capitaine Aréna, Alexandre Dumas (1854). La crónica del viaje de uno de los grandes novelistas franceses, que a mediados del siglo XIX recorrió en barco el archipiélago de las islas Eolias.
- Meligunìs Lipára, Luigi Bernabò Brea, Madeleine Cavalier (1960-2003). Recopilación en 12 volúmenes de los informes de las excavaciones realizadas por los dos arqueólogos en las Islas Eolias.
- Horcynus Orca, Stefano D’Arrigo (1975). La odisea de un joven siciliano superviviente de la Segunda Guerra Mundial que afronta un viaje de Nápoles a Cariddi, a través del Mare dello Stretto, para regresar a Sicilia.
- La danza delle streghe. Cunti e credenze dell’arcipelago eoliano, Marilena Maffei Macrina (2008). Un libro que traza la identidad de las islas Eolias a través de la misteriosa figura de las majare eolianas, brujas vinculadas a las nubes y al viento descritas en documentos de tradición oral y redescubiertas gracias al largo trabajo de investigación de la autora.
- Il mare di pietra, Francesco Longo (2009). Para cada una de las siete islas, el autor elige un color y un medio para visitarlas, y enriquece el texto con numerosas referencias literarias y cinematográficas relacionadas con las Eolias. Además, demuestra cómo las islas son siempre puntos de confluencia de historias larguísimas.
- Edda Ciano e il comunista, Marcello Sorgi (2009). En septiembre de 1945, la hija predilecta del duce es desterrada a Lípari: enferma, deprimida, agotada por el dolor y la soledad, no habría sobrevivido sin la ayuda y el afecto de Leonida Bongiorno, jefe del PCI local, partisano y heredero de una sólida tradición antifascista. La novela narra la historia de un encuentro íntimo y sobrecogedor que unirá para siempre a los dos protagonistas, más allá de sus diferentes filiaciones políticas.
- A Stromboli, Lidia Ravera (2010). Novela autobiográfica en la que la autora cuenta su relación con la isla: apartada, inaccesible, meta y punto de fuga.
- Curzio Malaparte alle isole Eolie. Vita al confino, amori e opere, Giuseppe La Greca (2012). El libro recoge las obras y los poemas escritos por Malaparte durante el tiempo que estuvo exiliado en Lípari, de octubre de 1934 a junio de 1935.
- Amuri, Catena Fiorello Galeano (2021). Tras 25 años, Isabella regresa a Alicudi para intentar encontrarse a sí misma y salvar su matrimonio. En esta isla donde todo es ardor, naturaleza salvaje y silencio, entre paseos en barco, caminatas hacia el antiguo volcán y atardeceres sobrecogedores, todo da un giro inesperado y la protagonista realiza un viaje interior descubriendo que el verdadero amor, incluso cuando ya está todo perdido, puede hacer bien.
- Una voce dal profondo, Paolo Rumiz (2023). El viaje del autor por los cimientos de Italia, entre cráteres, ríos subterráneos, fondos marinos y minas, pasa también por las islas Eolias, para contar la historia del mundo mediterráneo que tiembla, entra en erupción, sopla y se ramifica en mil túneles subterráneos.
Para los más jóvenes:
- Le isole Eolie viste da una bimba, Ettore Giulio Resta (2012). Una fábula alegre e ingeniosa para descubrir las Eolias.
- Le isole Eolie e il vento bambino, Marcella Di Benedetto (2015). Un viento travieso acompaña a los jóvenes lectores a través de las maravillas del archipiélago.
- Il vulcano gatto, Gaia Marra (2019). Dedicado a Estrómboli y sus gatos, el libro cuenta el nacimiento del volcán y su evolución a lo largo de la historia.

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